viernes, 24 de agosto de 2012

Las actividades extra-escolares - 3

Tal y como dije en las entradas anteriores, mi recomendación es que los niños puedan tener una actividad extra-escolar deportiva y otra cultural. No creo que sea admisible que alguien diga de un niño que es un negado para cualquier tipo de deporte, o todo lo contrario, ¡que sólo sirve para eso! cuando su salud y su desarrollo físico y psíquico están en juego y, sobre todo, en constante evolución. Además, el trabajar ambos aspectos es una buena forma de que les vayamos conociendo mejor y de que se conozcan a sí mismos. Para ello, también decía que no podemos elegir a la ligera ni obrar aleatoriamente, y me remito, en este sentido, a lo ya comentado a la hora de seleccionar una buena actividad deportiva para ellos.

Las actividades culturales

FloripondiaEn el caso de las actividades “culturales” también tenemos muchas posibilidades, desde las distintas disciplinas artísticas como la pintura, el modelado o la música, hasta aquellas relacionadas con el aprendizaje de idiomas. En el primer grupo podríamos incluir actividades breves, como talleres de creatividad o de manualidades que se pueden llevar a cabo, a veces en la propia escuela, o en museos e instituciones prestigiosas, como veremos más adelante, pero también podemos y debemos incluir todas aquellas actividades y salidas culturales que hagamos junto a nuestros hijos… y éstas serán importantísimas, no sólo por el aprendizaje que supongan para ellos, sino por el hecho de que padres e hijos puedan compartir experiencias y momentos significativos.

Sin llegar a saturarlos, siempre buscando un equilibrio, podemos llevarles a museos, a ver obras de teatro y otros espectáculos apropiados para su edad. Esto será especialmente importante desde los primeros momentos, incluso cuando apenas tienen 2 o 3 años; y en una ciudad como Madrid, tenemos una estupenda oferta, muchas veces gratuita, para niños de todas las edades. Se trata de motivarlos y estimularlos de forma divertida, nunca exageradamente, pues podríamos conseguir el efecto inverso, si nuestras “salidas” acaban convirtiéndose en un suplicio para ellos. Tampoco es cuestión de fijar una periodicidad concreta, pues además de no ser algo siempre factible, todo va a depender de muchos factores, desde el contexto y los hábitos familiares, hasta nuestra propia motivación durante las salidas con nuestros hijos; si ésta no es real, ellos lo pueden notar y quedar todo como “muy artificial”; tanto, como para que prefieran quedarse en casa viendo la “tele”. Pero puestos a aventurarnos sobre algún mínimo o máximo, lo que yo nunca haría con los niños “como norma” sería hacer una “salida cultural” el sábado y otra el domingo, con las lógicas excepciones de un viaje a otra ciudad, dónde hay que aprovechar el tiempo con otra perspectiva, y así se lo tenemos que hacer entender, para vencer posibles y lógicos rechazos iniciales. Pero, por supuesto, si es el niño el que pide insistentemente ir un día sí y otro también a ver uno o varios museos o exposiciones, ahí no hay más que hablar y, si podemos, bien porque sea fin de semana o un periodo vacacional, no es ésta una oportunidad educativa que haya que desaprovechar.

Talleres educativos en el Museo Thyssen-Bornemisza de MadridVolviendo a las salidas en nuestra propia ciudad, en lo que respecta por ejemplo a los museos, por lo general, las visitas han de ser breves. Con una sala, bien elegida, puede ser suficiente, y muchas veces en los propios museos, en función de la edad de los niños, nos pueden asesorar al respecto, pues ya es habitual que cuenten con departamentos especializados, que a veces preparan incluso talleres periódicos pensando en los más pequeños. Probablemente volveré a retomar este tema en el futuro, pues creo que es suficientemente interesante como para dedicarle un artículo completo, poniendo incluso enlaces de las muchas alternativas que tenemos en nuestra ciudad.

En cuanto a la importante cuestión de qué actividades elegir, de nuevo tenemos que basarnos en la observación y en nuestra comunicación directa con ellos, para ir probando actividades que les gusten y en las que se encuentren cómodos y felices. Pero sus habilidades han de ser tan importantes como sus necesidades, y la opinión de sus maestros puede ser también fundamental, porque interactúan con ellos día a día en el aula y nos pueden hacer alguna sugerencia o dar alguna pista que se nos escape. Dicho esto, aunque se podría estructurar de muchas otras maneras, para organizar la información, voy a dividir las actividades de este apartado en los siguientes tres grupos:
  • Actividades plásticas: en las que incluiré la pintura y todas aquellas actividades manuales relacionadas con la creatividad.
  • Actividades musicales y de dramatización: en las que podemos incluir el manejo de instrumentos musicales, los coros, e incluso la danza y la gimnasia rítmica (estas dos últimas, a caballo entre las actividades deportivas y las culturales), así como el teatro, con las tremendas posibilidades educativas que tiene, y con el poco partido que, en mi opinión, se le saca en los colegios.
  • Actividades de lectura, escritura y aprendizaje de idiomas: sin duda también muy importantes, especialmente como actividades de complemento y refuerzo.
La próxima semana comenzaré pues con el apartado dedicado a las actividades plásticas que, por cuestiones obvias, es sobre el que puedo hablar con mayor fundamento.

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