viernes, 27 de julio de 2012

Concierto didáctico: “La Historia de la Orquesta”


En esta ocasión, voy a presentar un estupendo vídeo de un concierto didáctico celebrado en la Fundación Juan March el pasado curso 2011-2012. Bajo el título “Todos tocan juntos. La Historia de la Orquesta”, podemos ver un breve resumen, perfectamente ejemplificado, de la historia de la orquesta de cámara, desde el Barroco hasta el siglo XXI, llevado a cabo por la Orquesta Iuventas, dirigida por Rubén Fernández.

Orquesta Iuventas con Fernando PalaciosEl concierto está presentado por el compositor y pedagogo musical Fernando Palacios, famoso entre otras cosas por sus programas en Radio Clásica, por sus conciertos didácticos, y por su estupenda colección de cuentos musicales “La Mota de Polvo”. Habitual colaborador de la orquesta Iuventas, Palacios comienza explicando qué es una orquesta de cámara, de una forma amena y fácil de seguir por los niños, y va introduciendo las obras, una por una, con comentarios didácticos de las partes más significativas de las mismas.

Se trata de un concierto especialmente interesante para mostrar a nuestros alumnos durante la clase de Música, de forma total o parcial. Aunque por su duración y contenido, considero que puede ser más apropiado para alumnos de ESO o Bachillerato, el maestro de Música puede hacer una selección previa de las obras más interesantes, y presentárselas a los niños en distintos días, siempre con el objetivo principal de resaltar la importancia de la música en la educación. En este sentido, hay un detalle especialmente significativo y ejemplificador para nuestros alumnos, como es el hecho de que entre los grandes maestros de la música clásica representados en el concierto, como Telemann, Boccherini, Mozart,  Mendelsson… hay también un joven autor español, Diego Ramos, que constituye un caso claro de lo positiva que puede llegar a ser la formación musical para nuestros hijos y alumnos.

En el curso 2006-2007, todos pudimos ver a Diego en las portadas de los periódicos, en aquella ocasión, por haber obtenido con 9,99 la nota más alta jamás alcanzada en la Selectividad. Hoy se encuentra en Alemania progresando en sus estudios de música de forma brillante, y la obra que podemos escuchar aquí es un claro ejemplo de ello. Mi familia y yo tenemos el placer de conocerle personalmente, y puedo asegurar que su mayor cualidad no es su tremenda creatividad y su habilidad natural para la música, sin duda inigualables, sino el ser una persona ejemplar, bueno, trabajador y, sobre todo, humilde como sólo pueden serlo los más grandes. Sin duda, como he dicho, es un estupendo ejemplo al que acudir para motivar a nuestros alumnos.

Espero que os guste el concierto, y os incluyo también un enlace con una completa guía didáctica sobre el mismo:




viernes, 13 de julio de 2012

El acoso escolar o "bullying"

Es difícil que haya alguien hoy día que no sepa lo que es el "bullying", al menos en líneas generales. Lamentablemente, las noticias que vemos y escuchamos sobre este grave problema en los medios de comunicación nos lo recuerdan constantemente y es muy fácil encontrar definiciones y abundante información sobre el acoso escolar en internet. No es algo nuevo. El "bullying" siempre ha existido y siempre ha habido casos tan dolorosos y vejatorios que, paradójicamente, han ocultado la auténtica magnitud del problema; y esto es precisamente lo que me ha motivado a escribir el presente artículo.

El problema de fijarse sólo en los extremos.

Bullying 1En mi opinión, el mayor peligro que tiene el acoso escolar, también conocido por "bullying", es que todos aquellos casos considerados “menos graves”, consciente o inconscientemente, nos  lleguen a pasar desapercibidos. Sin embargo, sería casi un delito que los casos más extremos o tristemente “espectaculares” le pasaran desapercibidos hoy día a algún maestro, porque siempre suelen ir acompañados de una reiteración e incluso crueldad difícil de ocultar. En estas situaciones se suelen tomar medidas rápidamente desde la institución escolar, con la intervención de maestros, orientadores, equipo psicopedagógico, etc., siempre con la necesaria colaboración e implicación de las familias. Por supuesto también, aunque no sea lo más deseable, a veces no hay más remedio que tomar medidas disciplinarias importantes, de acuerdo con el reglamento de régimen interno del centro, pero respetando siempre, tal y como dice la ley, los derechos establecidos en la Convención de los Derechos del Niño; y esto es algo que no podemos dejar de respetar.

Pero las cosas no son sólo blancas o negras, llenas o vacías; hay muchos grises, muchos términos medios entre nuestros alumnos e hijos, que también les pueden conducir al fracaso escolar y a importantes problemas de madurez y estabilidad emocional si no los atajamos adecuadamente.

La importancia de observar a nuestros alumnos dentro y fuera de clase.

Bullying 2En clase no debería escapársenos ninguna situación repetitiva de rechazo o acoso entre los alumnos. Por otro lado, si estamos en el patio vigilando o cuidando a los niños en el tiempo de recreo, aunque nos evadiéramos más de la cuenta (durante una conversación con otro maestro u otro profesional del centro), una pelea, una paliza a un niño o una discusión a gritos van a llamar nuestra atención sí o sí. Pero los pequeños y continuos desprecios hacia algunos niños, las miradas de rechazo y alguna “colleja” o patada que otra, aplicada con disimulo por otros “niños”,  que saben que les están vigilando, pueden resultar invisibles para nosotros si no les prestamos la suficiente atención.

Durante las prácticas, en las que he tenido la oportunidad de colaborar en la vigilancia del patio durante algún recreo, he podido constatar que no se trata de una tarea cansada ni aburrida, sino todo lo contrario. Es sólo media hora, de vez en cuando, en la que podemos aprender y disfrutar muchísimo observando discretamente cómo juegan e interactúan nuestros alumnos, en un contexto más relajado y libre que la propia clase. Pero, por supuesto, observarlos y disfrutar esos momentos será siempre mucho, mucho más enriquecedor que hablar del “partido de ayer” o de la boda de nuestra vecina…

¿Cuándo y cómo hay que intervenir?

Bullying 2De nuevo, mis respuestas se basan sobre todo en el sentido común, y en mi experiencia como alumno y luego padre, tanto como en lo que he podido aprender durante mis recientes estudios de Magisterio. Personalmente, no creo que haya que intervenir ante el primer pequeño conflicto aislado que detectemos entre los alumnos, aunque a primera vista parezca una situación de acoso. Hay que dejar un pequeño margen de reacción y autocorrección del comportamiento entre los propios niños, pues, casi siempre, serán ellos los que solucionarán el problema por sí solos, dejándolo en una pequeña anécdota que pasará a formar parte de su necesaria experiencia de vida. Pero no tenemos que dejar de observar por si la situación se repitiera de la misma forma y, con los mismos roles, por los mismos protagonistas. En este caso, hay que acercarse, hablar con ellos, conseguir que unos pierdan el miedo y que otros razonen para comprender por sí mismos lo absurdo e injusto de su actitud hostil con uno o varios compañeros en concreto. Sé que es difícil, pero hay que intentar no forzar en caliente “perdones” no sentidos ni razonados adecuadamente.

En una segunda fase, ya en clase, si los alumnos implicados  son compañeros de aula, soy partidario de buscar la complicidad de todos los niños en la comprensión de un problema, que no se tendría que producir, y sin buscar nunca cebarse en el “culpable”, sino todo lo contrario. Hay que darle la oportunidad de rectificar, evitando que el rechazo a su actitud se transforme en marginación hacia él, que pueda dar pie a sentimientos de odio y hostilidad mayores hacia sus compañeros, empeorando así el problema inicial. Así mismo, todos tienen que entender que esas situaciones no pueden nunca ser “divertidas” para los demás, y hay que colaborar en que no se produzcan. Lo fundamental es transmitirles los valores de respeto e igualdad y tolerancia, y habrá que insistir en ello tanto como sea necesario.

Igualmente, es importante en estos casos trasladar cuanto antes esa preocupación e interés en solucionar el problema a las familias de los niños implicados. No se trata de buscar una venganza, ni de demonizar a un niño, ni a sus padres, ni a un profesional que, por algún motivo, haya podido tardar en detectar una situación de conflicto. Siempre puede haber matices difíciles de analizar objetivamente, y no nos podemos olvidar de que lo importante debe ser corregir y solucionar un conflicto o situación negativa y, si puede ser, transformarla incluso en una experiencia y aprendizaje positivo para todos.

La semana que viene voy a estar de vacaciones, pero estaré de vuelta el próximo 27 de julio con un interesante artículo nuevo ... o, al menos, lo intentaré. Nos vemos pronto.

viernes, 6 de julio de 2012

Los libros de vacaciones

Nos encontramos ante un recurso interesante, pero que hay que abordarlo siempre de manera personalizada. Ni todos los niños tienen las mismas necesidades, ni han trabajado igual a lo largo del curso. Esto no quiere decir que los que hayan trabajado bien y conseguido buenos resultados, no puedan encontrar útiles estos libros. Ante todo, debemos aclarar cuál es o debería ser la finalidad de los libros de vacaciones.

¿Para qué sirven?

Por fin vacacionesFundamentalmente, se trata de evitar que el verano suponga un parón absoluto en la actividad intelectual de los niños.  Independientemente de sus resultados académicos, al terminar el curso, los alumnos necesitan un descanso y disponer de un tiempo de ocio que les permita hacer y disfrutar otro tipo de actividades y juegos, que no han podido disfrutar durante el curso; o, al menos, que no han disfrutado con la misma intensidad. Pero el día da para mucho, y todo es compatible con una o dos horas de “trabajo”, para repasar muchos de los conceptos importantes que han visto en el curso pasado, y preparar así la próxima toma de contacto con los contenidos y conceptos del curso siguiente.

El libro de vacaciones nos facilita esa tarea, pues prácticamente todas las editoriales conocidas  ofrecen hoy día unas propuestas excelentes, motivadoras y, por lo general, nada pesadas para seguir y planificar el trabajo diario de nuestros hijos y alumnos. Por ello, es importante que los ojeemos previamente; que veamos si tratan de manera apropiada las materias que más dificultades les han presentado, y que incluyan de forma intercalada actividades divertidas y motivadoras, que ayuden a no percibir los libros como “algo pesado diseñado para fastidiarles las vacaciones”.

¿Cómo utilizarlos?

Como maestros, lo ideal sería poder echar un vistazo a algunos de ellos, nada más terminar el curso, para recomendar los más adecuados a nuestros alumnos. Por otro lado, los libros elegidos no tienen porqué ser los mismos para todos, en función de las necesidades particulares de cada uno de ellos. En este sentido, hay maestros que pueden no ser partidarios de este tipo de libros, y prefieran personalizar el material y actividades a trabajar por algunos de sus alumnos durante el verano. Todo es respetable, si se argumenta apropiadamente y se ofrecen alternativas diferentes a “que hagan lo que quieran”, que podría servir para algunos pero nunca para la mayoría de los niños.

Como padres, podríamos pedir consejo a los maestros, si no nos lo han dado ellos previamente, y tomarlo  en consideración junto con el criterio que nosotros mismos tenemos sobre nuestros hijos y sus necesidades. Al final la decisión será nuestra, porque somos o deberíamos ser los que mejor les conocemos.

Libros de vacaciones
Dicho esto, en cuanto a su utilización, lo ideal es adquirirlos al principio del verano y planificar bien el tiempo de trabajo con ellos. Partiendo de una ausencia del domicilio de unas dos o tres semanas, durante las cuales podría ser suficiente con meter en la maleta uno o dos buenos libros de cuentos, novelas, poesía, etc., unos para ellos y otros para nosotros, con la intención de fomentarles el importante hábito de la lectura, el resto del tiempo, ya en casa, normalmente con una hora diaria debería ser suficiente. Eso sí, es importante que fijemos con ellos cuál va a ser el tiempo diario de trabajo y dónde lo vamos a situar, por la mañana o por la tarde, en función de sus otras actividades, intentando respetarlo, de lunes a viernes, lo máximo posible.

¿Hay alternativas?

Por supuesto que hay alternativas. Siempre, como he dicho, la solución perfecta sería preparar un material personalizado para cada uno, pero esto requiere de un gran trabajo en equipo entre el maestro y los padres de los alumnos, y no es una tarea fácil, pues en función de la diversidad del grupo, su extrema complicación puede hacer que la mejor opción sea recurrir a uno de los estupendos libros que ofrecen las editoriales. En el caso de contar con ese material personalizado aportado o propuesto por el maestro, la tarea de control y seguimiento por parte de los padres requerirá, por lo general, de un mayor esfuerzo que en el caso de los libros de vacaciones, pero tampoco será algo que no podamos abordar con éxito y satisfacción, tratándose de la educación de nuestros hijos.

Por otro lado, independientemente de que hayamos elegido un buen libro de vacaciones, podría ser necesario algún material o actividad complementaria para reforzar aquella materia o materias en las que los niños presenten más problemas. En todo caso, en mi opinión, aún en esta situación, deberíamos procurar que el tiempo diario total dedicado al “estudio” o trabajo con el libro de vacaciones, no excediera de dos horas. Si conseguimos esto, y los niños aprenden a valorar y administrar su tiempo libre durante el verano, con un pequeño “sacrificio”, que puede apenas serlo, conseguiremos que acaben el verano satisfechos y felices, sin haber dejado de divertirse, y perfectamente preparados e ilusionados cuando llegue el comienzo del nuevo curso escolar